Éste era el tejadillo muy ladeado pero no obstante cómodo, seco y limpio.
Estabamos en el suelo y descansabamos, disfrutando del ruido de la lluvia y el aroma del follaje húmedo, cuando Alex oyó un ruido del golpe sobre la tierra.
¡El coco! - creyó y se fue a buscarlo.
¡Y realmente lo era!
No teniamos machete, por eso Alex largo tiempo lo quebraba con un cuchillo.
Y cuando apareció la cáscara interior, hizo el agujero pequeño.
La leche de coco estaba muy rica porque lo bebiamos en tal lugar y especialmente porque Alex lo consiguió para mí.
Por dentro de nuez estuvo un grano.
La pulpa estaba muy rica tambien.
Decidimos, que eso fue un buen signo y que Sumbava organizó adrede la lluvia para regalarnos el coco.
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